El
pasado año 2015, en la Unión Europea se acuñó un nuevo término: Grexit, que
parece va a ser “adaptable” a otras realidades que nos pueden ir viniendo en
este proceso de construcción europea en el que ya llevamos inmersos más de
medio siglo.
Si
esa posible salida de Grecia de la UE (eso era el Grexit) fue más bien una
amenaza del conjunto de los países del club a un miembro díscolo que se negaba
a cumplir con las exigencias de Bruselas, acabamos tan solo de empezar el año y
ya hemos acuñado un nuevo término: ahora es el Brexit.
Pienso
que no soy reduccionista si afirmo que en el caso de Grecia, la inmensa mayoría
de los argumentos que manejaron tanto la prensa como los políticos europeos y
en concreto españoles, se basaban en un análisis económico del coste/beneficio
de que se produjera o no esa expulsión de Grecia:
Los
países que se posicionaron a favor del “Grexit” (Alemania, Austria, Holanda,
Finlandia,…) argumentaban que Europa podía asumir ese coste; que ceder a la
importante quita que planteaba Grecia -hasta de un 60%- podría establecer un
peligroso precedente para futuros problemas de países en situaciones similares;
que el riesgo de contagio a otros países de la eurozona era mínimo; que Grecia
–llegó a decir la Presidenta de Lituania- quería “darse un festín” a costa del
resto de socios europeos; etc.
Los
países contrarios (entre los que se posicionaron Francia, Italia y España)
basaban su argumentación también en la distinta valoración que hacían del coste
del Grexit, de lo que esto podría suponer de efecto contagio, supervivencia del
Euro, etc.
Por
último hubo un bloque de países que no se definían demasiado (entre otros Chipre,
Irlanda, Portugal), pero que también insistían en que Grecia debía hacer sus
deberes en forma de nuevos planes de austeridad.
Si
en el caso griego la iniciativa se tomó en la capital europea, en el caso
británico la discusión se origina en el propio Reino Unido, que ya ha anunciado
un referéndum para el próximo mes de junio.
Los
argumentos vuelven a ser económicos cuando en realidad lo que se está
discutiendo es que el Reino Unido no parece muy dispuesto a ceder sus
competencias en algunos temas (gobernanza, competitividad, soberanía, algunos
beneficios sociales y la libre circulación de ciudadanos de la Unión).
A
continuación transcribo y enlazo un par de titulares de prensa española e inglesa:
(El Mundo, 22/02/16)
La libra se hunde a niveles de 2009 tras el apoyo del alcalde deLondres al 'Brexit'
(Expansión,
22/02/16)
Europe's biggest bank rules out a move to Asia but
readies plans to relocate staff to Paris in the event of "Brexit"
(The Daily Telegraph, 15/02/16)
A vote to leave the EU would subject the UK to a decade or more ofuncertainty
(The Daily Telegraph, 23/02/16)
¿A
dónde quiero llegar? Pues a una idea muy simple: me parece que estamos
intentando construir Europa desde unos parámetros que no pueden nunca
construirla, pues el dinero no une, sino más bien al contrario, nos aleja a
unos de otros.
Si
en la práctica política cada vez somos más incapaces de ser solidarios con
otras regiones españolas, ¿cómo pretender hacernos creer que vamos a ser
solidarios con los eslovenos, por poner un ejemplo, y viceversa? ¿Que suecos o
españoles vayamos a aceptar pacíficamente hacernos cargo del desempleo o la
atención sanitaria de eslovacos o rumanos que vengan a nuestros respectivos
países?
En
la construcción de Europa está fallando definir qué nos une. Mientras no
hagamos eso, me temo que podemos estar otros 50 años construyendo una casa
sobre arena, y teniendo que conceder privilegios y excepciones a países para
que no se vayan de la Unión.
Juan
Pablo II hablaba de que la Unión Europea se basaba en lo que supone en su
cultura las raíces cristianas comunes, y que mientras éstas no se reconocieran
y pusiesen en la base, la construcción sería en falso. ¿Tendría razón? Yo
pienso que sí. Lo vengo pensando desde hace veinte años…
(así lo publiqué en el diario Las Provincias, Valencia, el 05/12/1999).
Evidentemente lo que nos une es meramente el dinero: ahí están la fallida Constitución, la nula Política Exterior Común, la incapacidad de hacer frente a crisis como la de los refugiados ... Probablemente sea una una casa sobre arena. Una casa pesada con un una carga burocrática que riéte tú de las administraciones nacionales.
ResponderEliminarNo sabemos si es realmente un proyecto en construcción continua, un entretenimiento de políticos, o simplemente un club de ricos y de otros que juegan a serlo. Lo que creo que es cierto, es que con Brexit o sin él, a la mayoría de los Europeos que hoy están dentro de la Unión les conviene seguir estando, con Euro o sin él. En una economía tan globalizada un país pequeño (y cualquier europeo lo es)fuera del entramado de la Unión no pinta nada y no vende una escoba. Eso lo saben hasta los de la república catalana.
De momento la Unión va toreando las crisis como buen invento capitalista. Cierto que lejos quedan unos Estados Unidos de Europa ¿ Estaremos cincuenta años "construyendo" ?
Esperemos que no. Que este invento siga funcionando, elimine carga burocrática para ser más ágil. Y quien sabe si a lo mejor en unos años tenemos líderes de verdad que refundan este club de conveniencia económica y son capaces de entusiasmar para dar el salto a una política con armonía de políticas no solo económicas.
Gracias por la participación, Javier. Hazte bloguero!!!
EliminarCuando las personas, creamos alianzas con otras por motivos económicos, lo único q nos une es este interés( y todos sabemos lo efímero q suele ser). O bien nos une algo más, o en el momento hayan dificultades nos distanciará rápidamente.
ResponderEliminarLa concepción de la UE esta viciada en su origen, pq lo unico q buscamos son las transacciones economicas entre paises, si bien los grandes han apoyado a los pequeños, no les movia otro interés que el retorno de dichas inversiones.Así pues, cuando nos encontramos con un Pais(o varios) q administran mal dichos recursos y no crecen como debieran y por tanto no son capaces de hacer frente a sus obligaciones, vemos claramente que la ayuda, era simplemente un préstamo y como buenos prestamistas queremos nuestro retorno y con intereses.
¿Quiere decir esto, q debamos perdonar las deudas, o que debemos dejar de ser solidarios?. Yo entiendo q todo lo contrario, pero debemos crear una política común sería y responsable y actuar como un único país de una vez y no como una unión de paises, pensando que la mayoría somos pueblos hermanos, con orígenes comunes.
Si en 50 años no lo hemos conseguido, no creo q interese conseguirlo.
A mi me da mucha pena, porque tengo la sensación, q el ser humano no puede dejar de envilecerse.
Gracias Roberto. Coincido contigo
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