En la entrada anterior manifestaba mis dudas sobre el futuro de la Unión Europea por algo tan simple
pero a la vez tan profundo como la pérdida de los valores -cristianos- desde
los que surgió. Y me refería entonces a la reconciliación y a la solidaridad.
Estos días hemos visto como la crisis del
coronavirus ha hecho saltar por los aires otra vez alguno de esos valores, han
vuelto a aparecer no solo las fronteras de la Unión sino las fronteras en la Unión, y la imposibilidad de dar
una respuesta unitaria y solidaria al problema.
Pero hoy deseo referirme a otro valor cuya pérdida
está causando unos estragos que -sin querer ser alarmista- considero mayores
que los de una pandemia. Me refiero al valor de la verdad.