Ese discurso, pronunciado en París en 1950, se
considera el comienzo de lo que hoy es la Unión Europea. En él Robert Schuman proponía
la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA).
Setenta años después de ese germen, el proyecto
europeo, que ha avanzando con muchas dificultades y algún que otro descalabro
(basta pensar en el reciente Brexit aún sin “digerir” económicamente), se
encuentra ante una encrucijada que puede determinar su propia subsistencia.