Llegó el Brexit y llevamos ya unas semanas con la
prensa y los “gurús” haciendo cábalas sobre sus consecuencias: ¿Cómo afectará a
las exportaciones de nuestras empresas agrícolas?, ¿Qué pasará con tantos
británicos afincados en la Costa Blanca?, ¿Y con los españoles y europeos
trabajando en Reino Unido?, ¿Necesitaremos pasaporte para viajar allí a partir
de 2021?, ¿Tendremos que volver a pagar roaming?, ¿Y cómo quedará el Estatuto
de Gibraltar?
Pero quizá nos olvidamos de preguntarnos algo más
profundo: ¿Por qué? ¿Por qué los británicos se marchan a explorar lo
desconocido, y por qué también de hecho casi ninguno nos sentimos interpelados
con lo que “pasa” en Bruselas?
No sólo no me considero euroescéptico sino que, en
mi opinión, seguir con el empeño de la construcción de una Europa unida es algo
bueno y necesario. Pero quizá el problema surge al considerar que si alguno de
los “padres de Europa” levantara la cabeza (basta pensar en Schuman, de
Gasperi, Adenauer, Monnet…) no reconocería el proyecto actual.
Conviene saber que el origen de la Unión Europea, y
el planteamiento inicial fue hecho por unos auténticos líderes, capaces de
planteamientos universales y solidarios, y de llevar esa ilusión a los
ciudadanos de sus respectivos países. Planteamientos –de hecho- cristianos,
aunque quizá sobre esto escribiré otro día.
Actualmente sin embargo, vemos un proyecto muy
alejado de los ciudadanos (¿cuántos de los que lean estas letras sabrían por
ejemplo quién es el Presidente del Parlamento o –Presidenta- de la Comisión),
en el que los países “luchan” por el nombramiento de compatriotas que
signifique mayor cuota de poder, por ganar al “contrario” unos fondos de
Desarrollo Regional o Rural, por “ajustar” sus cuentas para poder acceder al
Fondo de Cohesión, en el que los Partidos Políticos premian a sus “viejas
glorias” con un puesto de Parlamentario en Bruselas,…
Espero no haber cargado las tintas pero en
definitiva me parece que por distintos motivos, quizá uno destacado la falta de
liderazgos, desde hace ya tiempo el proyecto de una Europa de los Ciudadanos o
una Europa de las Naciones, se ha convertido en una Europa egoísta y de los
políticos… Y a ese “proyecto” no le veo mucho recorrido.
Hace ya casi cuatro años, a finales de febrero de
2016, publiqué un artículo en el que me preguntaba si el “Brexit” iba a ser “sólo
una crisis más”. Y mi conclusión era clara: “En la construcción de Europa está
fallando definir qué nos une. Mientras no hagamos eso, me temo que podemos
estar otros 50 años construyendo una casa sobre arena, y teniendo que conceder
privilegios y excepciones a países para que no se vayan de la Unión.”
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